Cosmología Medieval: Sobre el origen del mundo: ¿Fue creado por gracia de un ser
superior? ¿Es eterno y no tiene principio ni fin? ¿Se originó inexplicablemente
a partir de la nada? ¿Es un producto caprichoso del azar? Este y otros
interrogantes intentaremos resolver en nuestra inquietud por comprender el
universo que habitamos, bienvenidos a filosofar…
Actividad No. 1
FORMAS Y CONSTITUCIÓN DEL MUNDO EN LA EDAD MEDIA
La herencia judeocristiana: Proveniente de la tradición judeocristiana aparece
en la noción de mundo como creación obra de un Dios todo poderoso, quien ha
creado y dispuesto todo lo existente, y ha puesto como centro de la creación a
su criatura predilecta: el hombre. Con el creacionismo se superan muchos de los
problemas que dejaban sin solución las antiguas propuestas de explicación
griega. A partir de la creación y en concordancia con la teoría de Ptolomeo,
durante los siglos venideros, tanto la tierra como el ser humano se van a
convertir en el centro del universo y de todas las cosas van a girar en torno a
ellos. Todo lo existente proviene de Dios y está puesto al servicio del ser
humano, para que este se sirva adecuadamente de tales cosas y pueda retornar
igualmente al creador.
El primer pensador que sobresale en esta tradición es San Agustín, quien quiso
explicar lo que sucede en la realidad a través de la cristianización de la
filosofía platónica. De este modo, consideró la figura de las dos ciudades: una
terrena y una divina, trasponiendo la teoría de dos mundos de platón y haciendo
coincidir en ellas las ideas de creación y salvación profesadas por el
cristianismo de la época. Según san Agustín la ciudad terrena está constituida
por todos aquellos elementos que atan al hombre con la naturaleza especialmente
el amor de sí mismo, que lo han llevado al desprecio de Dios. Por su parte, a la
ciudad divina la constituye todos aquellos elementos que pertenecen a dios, en
especial el amor a él, que permite obrar continuamente el bien. Las dos ciudades
tienen un correlativo en el más allá en el ejercicio de los ángeles rebeldes y
en el de los que permanecieron fieles a Dios. En esta tierra, ambas ciudades
nacieron junto con Caín y Abel quienes se constituyen en los símbolos de las dos
ciudades. En este mundo, el ciudadano de la ciudad terrena parece ser el que
domina, mientras que el ciudadano de la ciudad celeste se considera y se asume
como un peregrino. Sin embargo, el primero está destinado a la condenación
eterna y el segundo tendrá la vida eterna prometida por el Mesías.
La creación y
las criaturas: En este mismo sentido, Boecio plantea la existencia de dos
mundos, ambos regidos por la divinidad, pero el mundo terreno no es un reflejo
del otro, sino una creación nueva y distinta del anterior. Sin embargo, el mundo
divino sigue siendo el ideal de perfección al cual todos los seres humanos deben
aspirar. En el mundo terreno todas las cosas han sido creadas y han evolucionado
gracias a la presencia en ellas de la inmutabilidad divina. En este sentido,
todo lo existente debe su ser y su actuar a la razón divina que crea y gobierna
todas las cosas, las cuales han sido dispuestas de manera ordenada según una
norma adecuada a ellas, que las orienta hacia el bien.
Escoto y las cuatro naturalezas:
En el siglo IX, Escoto Eriúgena intenta construir una síntesis de todas las
propuestas de pensamiento conocidas en su época. Para este efecto, plantea
entonces que la realidad está conformada por cuatro naturalezas: a. La
naturaleza que no es creada y crea: es Dios, increado y creador de todas las
cosas, quien es perfectísimo y por este motivo no puede conocerse. b. La
naturaleza que es creada y crea: es el Logos o sabiduría de Dios, que abarca las
cosas primordiales o arquetipos que constituyen todas las cosas. c. La
naturaleza que es creada y no crea: es el mundo creado en el espacio y en el
tiempo, y que a la vez no produce o no crea otras cosas. El mundo es lo que Dios
ha querido y quiere que sea, es su manifestación, es creado de la nada y no
constituye una materia eterna. d. La naturaleza que no es creada y no crea: Es
Dios en cuanto término final. Los posteriores pensadores, entre los que se
cuentan Pedro Abelardo, Santo Tomás y San Buenaventura, mantienen un pensamiento
similar respecto del origen y la constitución del mundo. Éste es creado y de
origen divino, ordenado y dependiente en todo de Dios, su creador. La concepción
que manejan respecto de la forma del mundo es la misma ptolemaica, dado que
concuerda con los escritos de los libros del Antiguo Testamento y con el sentido
común.
Grosseteste y la luz como fundamento:
Hacia el año 1175 nació Roberto Grosseteste, quien desarrolla una cosmología
como filosofía de la luz. En su opinión, a través de los procesos de difusión,
agregación y disgregación de la luz, se forman las nueve esferas celestes y las
cuatro esferas terrestres (del fuego, del aire, del agua y de la tierra). Los
fenómenos naturales pueden explicarse en su totalidad gracias a la luz.
Cuestionario 1. Según la tradición judeocristiana el mundo se originó
inexplicablemente a partir de la nada obra de un Dios todo poderoso. Expresa
tu opinión al respecto, ¿Estas o no de acuerdo? ¿Por qué? 2. Según San Agustín
configura la idea de las dos ciudades: una terrena y una divina, ¿en qué
aspectos te muestras de acuerdo y que rechazarías? 3. Explica las cuatro
naturalezas de Juan Escoto Eriúgena. 4. ¿Qué otra explicación le podrías dar a
la cosmología Grosseteste: la luz como fundamento?
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