lunes, 14 de septiembre de 2020

Guía No. 3 Actividad No. 5 Las Revoluciones Liberales - 8°

ACTIVIDAD No. 5 Las revoluciones liberales

Cuestionario

Completa el siguiente cuadro sobre las tendencias políticas que se opusieron a la restauración monárquica

Tendencia

Liberal democrática

Radical democrática

Socialista

Inspirada en

 

 

 

 

Jacobinismo extremo

Conformada por

Alta burguesía

 

 

 

 

 

Modelo político

 

República

 

 

 

Tipo de sufragio

 

 

Universal masculino

 

  1.     Plantea el contexto histórico político de la Revoluciones liberales
  2. ¿Cuáles son las ideas del liberalismo y el nacionalismo
  3. ¿Cómo se clasifican las revoluciones y su inspiración política en el  siglo XIX?
  4. Dentro del ciclo revolucionario: ¿en qué consistió la primavera de los pueblos?
  5. de acuerdo con el video: plantea la relación entre las ideas de Karl Marx y la primavera de los pueblos? expresa tu opinión sobre la vigencia de las ideas de Marx.

 

Las medidas restauradoras fueron inútiles para frenar los cambios políticos, económicos y sociales surgidos de las revoluciones francesas e industrial. Además, los diferentes sectores no estaban dispuestos a renunciar a sus derechos políticos, por lo que se agruparon en tres grandes tendencias:

·         La liberal demócrata. Inspirada en la Revolución francesa de 1789 y 1791, representaba los intereses de la alta burguesía. Buscaba el establecimiento de una monarquía constitucional con voto censitario.

·         La radical democrática. Fundamentada en la Revolución francesa de 1792, representaba los intereses de la pequeña burguesía, los intelectuales y los dueños de fábricas y talleres. Su modelo político era la república con sufragio universal masculino.

·         La socialista. Inspirada en el jacobinismo extremo, representaba los intereses de la naciente clase obrera. Su modelo político era la república con sufragio universal masculino.

Estas tendencias y actores políticos, tendrían gran protagonismo en las revoluciones liberales de la segunda mitad del siglo XIX: la de 1830 y la de 1848.

 

La revolución de 1830

El ciclo revolucionario de 1830 inició en Francia, cuando el rey Carlos X, que había sucedido a su hermano Luis XVIII, optó por la restauración de la monarquía absolutista. Para ello, expidió una serie de leyes que abarcaban la disolución de la Cámara baja, el cambio del sistema de sufragio, que excluía a la burguesía y la supresión de la libertad de prensa. Entre el 26 y 29 de julio de 1830, los estudiantes, obreros y otros sectores populares levantaron barricadas en las calles de París y se enfrentaron al ejército. El 29 de julio, Carlos X abdicó al trono y fue sucedido por Luis Felipe de Orleans. El nuevo rey, con el apoyo de la alta burguesía, excluyó de todas las decisiones políticas a los sectores populares que luchaban en las calles. El nuevo gobierno estableció una monarquía parlamentaria, en la cual los miembros de la alta burguesía obtuvieron los puestos estatales de la nobleza, además de grandes prerrogativas que les permitió incrementar sus riquezas. Mientras tanto, los sectores populares fueron reprimidos cada vez que se quejaron de sus malas condiciones de vida.

La expansión de la revolución por Europa

La revolución de julio de 1830 se extendió por varios lugares de Europa, como Bélgica, los principados alemanes, Polonia e Italia.

Bélgica.

En agosto de 1830, estalló en Bruselas un movimiento nacionalista que exigía la independencia de Bélgica de Holanda. Respaldado por Inglaterra y Francia, el movimiento estableció una monarquía constitucional dirigida por el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo y elaboró una constitución caracterizada por su liberalismo moderado.

  Principados alemanes. La revolución ocasionó el derrocamiento de varios reyes en los principados de Alemania Central, al tiempo que se instauraron en ellos constituciones liberales con división de poderes.

Polonia. En noviembre de 1830, los oficiales del ejército y nacionalistas polacos se sublevaron contra el poder de los rusos. Si embargo, este movimiento fracasó por la falta de la ayuda esperada de potencias como Francia y fue reprimido por los rusos.

Italia. Levantamientos de tipo liberal se llevaron a cabo en Parma, Módena y Romaña, pero fueron oprimidos por las tropas austriacas. La revolución de 1830 dividió a Europa en dos bandos: un sector de gobiernos liberales, compuesto por Francia, Inglaterra y Bélgica; y un sector autoritario y reaccionario, conformado por Austria, Prusia y Rusia. Además, la revolución retomó un concepto que estaría presente en todo el siglo XIX: el Nacionalismo.

El Nacionalismo

Este concepto es complejo, pero se podría definir como la ideología que atribuye una identidad propia a un territorio y a sus pobladores. Este término, que surgió de la Revolución francesa de 1792, se basa en el principio de “frontera natural” de la nación, que es el espacio donde debía ser ejercida la “soberanía del pueblo”. Para 1830, la conciencia nacional renació entre los pueblos ocupados por potencias europeas, enfrentándolas con poco éxito. El Nacionalismo tuvo dos tendencias:

Acción revolucionaria internacional. Se fundamentaba en la construcción de una gran hermandad internacional con la contribución de todas las naciones. Su principal exponente fue Giuseppe Mazzini, que lideró entre 1830 y 1840 los movimientos nacionalistas de la Joven Italia y la Joven Europa.

Nacionalismo antiliberal. Se caracterizaba por dar importancia a aspectos como los límites históricos, las tradiciones folklóricas, lingüísticas, políticas y religiosas. Esta fue la base del nacionalismo alemán, cuyos cimientos se atribuyen a Johann Gottfried von Herder y a Johann Gottlieb Fichte.

La revolución de 1848

El descontento que surgió por parte de los sectores excluidos, después de la revolución de 1830, creó las condiciones para un nuevo ciclo revolucionario en el primer semestre de 1848. Los levantamientos propiciaron importantes cambios democráticos como la organización política del proletariado y la generalización del derecho al voto.

Causas de la revolución

Estas se pueden agrupar en políticas y sociales

Políticas. La revolución de 1830 había dejado un liberalismo moderado, en el que la participación de amplias capas sociales era inexistente y se reservaba solo a la alta burguesía y la antigua aristocracia. Por ello, la pequeña burguesía y los sectores populares exigieron ser tenidos en cuenta. Además, pidieron la abolición del sufragio censatario para que fuera remplazado por el sufragio universal. Finalmente, proclamaron el establecimiento de la República, acorde a sus pretensiones democráticas.

Sociales. Las reivindicaciones sociales eran muy diferentes en ambos sectores de Europa. En Europa oriental y central, donde el sistema de explotación feudal continuaba vigente, los grupos revolucionarios pedían su abolición. Mientras que en Europa Occidental, que era más industrializada y con una creciente masa de trabajadores, se exigían mejoras sociales y protección estatal.

 

 

Francia y la Revolución

Para 1848, la oleada revolucionaria comenzó nuevamente en Francia. La pequeña burguesía, las clases populares, los republicanos y los nacientes socialistas se unieron para exigir la ampliación del sufragio universal y mayores libertades políticas. El 23 de febrero, la negativa del gobierno de permitir la celebración de un banquete entre los miembros de la oposición, desató enfrentamientos callejeros con el ejército del rey. Ante la presión popular, Luis Felipe abdicó al trono y fue remplazado por un gobierno transitorio. En abril, se dio inicio a la Segunda República y se presentó una división entre dos bandos políticos: el primero, conformado por toda la burguesía y los conservadores, que tenían temor de las masas obreras y querían mantener sus privilegios; y el segundo, conformado por obreros y socialistas, que se oponían a las aspiraciones de los primeros. Finalmente, fue elegido presidente el candidato conservador Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón Bonaparte, y se acallaron las reivindicaciones de los obreros.

La Revolución de 1848 en Europa o la “Primavera de los pueblos”


MARX: El MANIFIESTO COMUNISTA y las REVOLUCIONES de 1848

Desde Francia, la revolución se expandió por algunos Estados europeos, afectando principalmente al Imperio austriaco, a la Confederación alemana e Italia.

  Imperio austriaco. Como Austria era un imperio que agrupaba a diferentes pueblos y culturas, las ambiciones nacionalistas de estos constituían un peligro similar a las exigencias de libertades políticas. Desde principios de marzo, en Budapest y Praga se exigió la autonomía y el final del feudalismo, y en Viena, se pidió la renuncia de Metternich y la reunión de una Asamblea Constituyente. El emperador, Fernando I accedió a todas estas peticiones con tal de mantener la integridad territorial de su imperio. Posteriormente, con el apoyo del ejército y aprovechando las diferencias entre grupos nacionalistas, aplacó cualquier intento de autonomía e independencia.

  Confederación alemana. Los sucesos de París agitaron a los sectores campesinos y obreros de los Estados de Baden, Hannover y Sajonia, que buscaban el fi n del feudalismo y el establecimiento del sufragio universal. En marzo, la represión violenta de una manifestación en Berlín, obligó al rey de Prusia Federico Guillermo IV a conceder la elaboración de una nueva Constitución, la libertad de prensa y reunión. En mayo de 1848, delegados de todos los estados alemanes, se reunieron en Frankfurt y elaboraron una constitución que defendía la unidad alemana bajo una monarquía constitucional, que fue ofrecida al rey de Prusia. Sin embargo, este no aceptó y disolvió la asamblea.

Italia. En la península itálica, la Revolución reunió las pretensiones liberales y un fuerte nacionalismo. Aprovechando los sucesos de Viena, en marzo de 1848 se realizó un levantamiento nacional en Milán y Venecia contra los austriacos. Sin embargo, este movimiento fue derrotado por las tropas del emperador Federico I.

Balance de las revoluciones

Las revoluciones liberales abrieron una nueva etapa de cambios políticos: En primer lugar, la organización territorial cambió, pues se iniciaron los procesos de unificación nacional en Italia y Alemania. En segundo lugar, se presentó un lento proceso de avance de la democracia política, en la que confluyeron dos fuerzas: el derecho al voto y el inicio de una organización política propia de la clase obrera.


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