lunes, 28 de septiembre de 2020

Guía No 4 Actividad 2 La civilización griega y el imperio macedonio - 6°

 

Actividad No. 4 La civilización griega

  1. Describe el contexto geográfico de Grecia
  2. ¿En que consistieron las ciudades o polis griegas y sus características?
  3. Plantea el concepto de ciudadanía griega y como se adquiría esta categoría
  4. Explica la expansión griega por el mediterráneo y los cambios de gobierno que esta implicó
  5.  Explica el modelo de gobierno de los griegos: Atenas y Esparta
  6. ¿En que consistieron las guerras medicas?
  7. Explica el legado cultural de los griegos

Hace unos 3.000 años, los griegos desarrollaron a orillas del mar Mediterráneo una importante civilización que influyó poderosamente en los romanos y en otras culturas.

El espacio griego La civilización griega se desarrolló en la zona que abarca los siguientes espacios:

Grecia continental: sur de la península balcánica. Grecia insular: islas bañadas por el mar Egeo y el mar Jónico. Grecia asiática: costas del Asia Menor (actual Turquía). La geografía influyó directamente en la forma de vida de los griegos. Muchos fueron pescadores, navegantes y comerciantes debido a su cercanía al mar. La comunicación entre los pueblos fue muy difícil, ya que la zona continental está dividida por cadenas de montañas y ríos cortos difíciles de navegar.

La península balcánica

El territorio de la península balcánica es montañoso y cuenta con las llanuras de Tesalia, Macedonia, Epiro, Beocia y las penínsulas del Ática y del Peloponeso. Limita al oriente con el mar Egeo, al sur con el mar Mediterráneo y al occidente con los mares Adriático y jónico. Su territorio se caracteriza por ser bastante fragmentado por las cadenas montañosas que lo atraviesan, y que forman pequeñas llanuras y valles donde se asentaron los griegos. Esto llevó a que las comunidades griegas estuvieran aisladas e independientes unas de las otras, conformando ciudades-Estado denominadas por ellos polis.

El mar Mediterráneo y el mar Egeo

 En el mar Egeo se encuentra una cadena de islas como los archipiélagos de las Espóradas y de las Cícladas, e islas mayores como Creta, Chipre y Rodas, que forman un puente entre Europa y Asia Menor. Este fue el primer escenario donde se aventuraron los navegantes griegos, para luego extender su influencia por todo el Mediterráneo. El mar fue el escenario de los griegos, ya que favoreció el desarrollo de su navegación y su comercio con civilizaciones como la egipcia y la fenicia. Además, sus principales ciudades-Estado se establecieron a la orilla o muy cerca del mar, por lo que la comunicación marítima era más fácil que el contacto terrestre. Por el mar Egeo y el Mediterráneo no solo circularon bienes y productos sino también personas, ideas y creencias; por ello se llegó a afianzar la cultura griega entre las diferentes polis.

 Las primeras civilizaciones griegas

Desde el año 3000 a. C. surgieron las primeras civilizaciones griegas, las cuales alcanzaron un alto grado de organización política, social y económica. Se destacaron las culturas cretense y micénica.

La civilización cretense

Alrededor del año 2500 a. C., a medida que en Egipto y en Mesopotamia se desarrollaban poderosos Estados, en una isla del mar Egeo llamada Creta, se iniciaba la civilización cretense o minoica, denominada así en honor del legendario rey Minos. Su poderío se basaba más en la actividad comercial que en lo militar, pues su flota marítima sostenía un intenso intercambio con ciudades del Asia Menor y con Egipto. Cnosos era la capital. Los cretenses no estaban sometidos a una misma autoridad, pues en el país coexistían varios reyes. Cada rey dominaba un sector de la isla desde un palacio que funcionaba como un centro administrativo que dirigía la vida y la economía de la ciudad y de las comunidades agrícolas. Los palacios cretenses se edificaron alrededor del año 2000 a. C. Los más importantes estaban ubicados en Cnosos, Festos, Mallia y Hagia Triada. Cada palacio era construido en torno a un patio central y tenía viviendas, salones de recepción, corredores, talleres de artesanos y almacenes. Hacia el año 1700 a. C., la civilización cretense llegó a su apogeo. Se cree que un siglo después, un terremoto acabó con la prosperidad de esa cultura. Hacia el año 1400 a. C., los aqueos iniciaron la conquista de Creta.

La civilización micénica

A comienzos del segundo milenio a. C., en la misma época que florecía la civilización cretense, llegaron a la Grecia los primeros grupos de indoeuropeos procedentes de Europa central (aqueos, jonios y eolios). Estos pueblos, que poseían armas de bronce y carros de guerra, se impusieron por la fuerza a los pelasgos —la antigua población de Grecia— y se instalaron en las aldeas situadas en las colinas bajas. Los aqueos, aprendieron de los cretenses el comercio marítimo y el dominio de los mares. Ello les permitió tener influencia por todo el Mediterráneo oriental. La combinación de los elementos culturales de los invasores con los de la cultura cretense dio origen a la civilización micénica, llamada así por la ciudad de Micenas, el centro urbano más rico y poderoso. Pero si bien ese nombre se utiliza para identificar a toda la civilización, eso no significa que los reyes de Micenas dominaran toda Grecia. En realidad, el territorio estaba dividido en varios reinos, como los de Tirinto, Tebas, Argos, Pylos, Ítaca, Gla y Atenas. Estos reinos estaban constituidos por ciudades ricas resguardadas por grandes muros, lo que demuestra que conformaban pequeños reinos dirigidos por jefes guerreros. La migración de otro pueblo indoeuropeo, los dorios, puso fin a la civilización micénica, pues, destruyeron palacios y fortificaciones. Los invasores eran militarmente superiores, ya que combatían a caballo y portaban largas lanzas de hierro. Al desaparecer los palacios y los funcionarios que residían en ellos, también se perdió el uso de la escritura. Grecia se ruralizó y la vida se volvió más primitiva. A esta época se le conoce como la Edad Oscura.

La Grecia arcaica

La Edad Oscura fue una época de gran inestabilidad en Grecia. Por eso, los griegos se agruparon y formaron poblados en lo alto de las colinas. Así, a partir del siglo VIII a. C. surgieron las polis y se inició el período conocido como Grecia arcaica.

La formación de las polis

Las polis eran comunidades autónomas que comprendían una aldea y los campos vecinos. Por lo general, estaban ubicadas al pie de una colina, en cuya cima construían una acrópolis, lugar que servía de refugio y residencia a las autoridades, y donde se edificaban los templos. Cada polis tenía sus propias reglas de organización: gobierno, ejército, economía, legislación y costumbres. Sin embargo, todas las polis compartían un modelo cultural común. Esto determinó que se sintieran parte de una misma civilización.

Descontento social y reformas legislativas

En un principio, las polis estaban gobernadas por jefes locales, pero poco a poco el poder pasó a manos de una minoría privilegiada. Las tierras estaban desigualmente repartidas y unos pocos ricos eran propietarios de la mayoría de ellas, frente a un gran número de campesinos pobres. La nobleza exigía el pago de pesados tributos o de intereses muy altos por los préstamos. Cuando los pequeños agricultores no podían pagar sus deudas, debían entregar sus tierras y convertirse en esclavos. Esta situación provocó el descontento social y los campesinos se levantaron en violentos reclamos. Ni siquiera la colonización frenó este descontento. Ante esta conflictiva situación, surgieron legisladores que reformaron y pusieron por escrito las leyes. Pero las acciones de los legisladores no solucionaron todos los problemas. En ese contexto ganaron popularidad los tiranos, hombres que tomaron el poder por la fuerza, pero que tenían el respaldo popular porque sus medidas favorecían al pueblo.

La expansión griega por el Mediterráneo

Las escasas y poco fértiles tierras griegas no bastaban para alimentar a una población que año tras año era más numerosa. Por esta razón, entre los siglos VIII y VI a. C., muchos griegos abandonaron sus polis para establecer colonias en las costas del mar Mediterráneo. Las colonias se creaban fundamentalmente en lugares aptos para la agricultura y cercanos a la costa para facilitar el transporte y el comercio de sus productos. También se buscaban zonas que presentaran una colina desde la cual pudieran defender la ciudad; estas zonas debían contar, además, con agua y terrenos fértiles.

Las colonias mantenían los dioses, las costumbres y la organización de las polis de las que procedía su población, pero eran comunidades independientes. La colonización les permitió a los griegos contactarse con otros pueblos como los fenicios, los etruscos y los egipcios. Además, les sirvió para extender su civilización más allá de sus fronteras. La expansión griega por el mar Mediterráneo se desarrolló en dos etapas: Hacia el oeste, entre los años 750 y 650 a. C.: sur de Italia, Sicilia, Francia, Libia y noreste de la península Ibérica. Hacia el este, después del año 650 a. C.: costas del mar Negro.


La Grecia clásica

El período clásico comenzó en Grecia en el año 490 a. C. y se prolongó hasta el año 323 a. C. En esa época, las principales polis griegas alcanzaron su apogeo en el arte, el pensamiento y la economía. Sin embargo, también se produjeron constantes guerras internas entre las ciudades por lograr el control. Atenas y Esparta se constituyeron en los modelos de las polis vecinas, a las que buscaron integrar en sus propias ligas o alianzas con fines estratégicos y comerciales. Ambas representaban dos formas diferentes de concebir la sociedad: una era democrática y política; la otra, aristocrática y militarista.

Atenas

Así como la mayoría de polis griegas, Atenas estuvo gobernada en un comienzo por un rey. Luego, se instauró un gobierno oligárgico, a cargo de los grandes propietarios de tierras o eupátridas (palabra griega que significa ‘los de buen linaje’). Entre ellos se elegía a los arcontes, magistrados que se repartían los poderes político, judicial y religioso. El resto de la población libre de Atenas constituía el pueblo o demos, sector social que no podía participar en el gobierno de la ciudad. Así, mientras los eupátridas conformaban la clase más alta en la escala de la sociedad ateniense, los ciudadanos, los metecos y los esclavos, ocupaban el segundo, tercer y cuarto lugar, respectivamente. Los ciudadanos eran minoría (únicamente 40.000 de los 350.000 habitantes que tenía Atenas en el siglo IV a. C.). Pertenecían a este grupo solo los varones libres nacidos de padres atenienses. Los metecos eran los extranjeros libres que vivían en la ciudad. Se dedicaban al comercio o la artesanía. El Estado les podía exigir el pago de impuestos e incorporarlos al ejército. Los esclavos formaban el sector más grande de la población. Carecían de derechos y podían ser comprados y vendidos.

                       

El camino hacia la democracia

Hacia fines del siglo VI a. C., Clístenes llevó a cabo reformas que convirtieron a Atenas en una democracia: estableció la igualdad de derechos para todos los ciudadanos y amplió la participación de estos en la política. Además, dividió a la población en diez distritos o “tribus”, según su lugar de residencia y no por su fortuna personal o estirpe. En cada tribu, los ciudadanos votaban para elegir un estratega o jefe militar, un arconte y cincuenta representantes para integrar el antiguo Consejo, que pasó a llamarse Consejo de los Quinientos o Bulé. El conjunto de todos los ciudadanos formaba la Asamblea popular o Eclesía, que tenía la potestad de votar leyes, elegir autoridades y decidir la participación en las guerras. La democracia ateniense aseguraba la participación de todos los ciudadanos, pero solo una pequeña parte de la población conformaba este grupo. Es decir, era una democracia limitada.


Esparta

La ciudad de Esparta fue fundada en el siglo X a. C. en la región de Laconia, península del Peloponeso. Los dorios, atraídos por la fertilidad del suelo, sometieron a los pobladores originarios, pero al ser numéricamente inferiores que los pueblos que dominaron, crearon una sociedad militarista para evitar las sublevaciones. En un inicio, Esparta estaba gobernada por dos reyes, quienes con el tiempo fueron perdiendo poderes hasta convertirse solo en jefes militares. La institución más importante era la Gerusía, un consejo de 28 ancianos encargado de dictar leyes. La Asamblea popular o Apella —formada por todos los ciudadanos mayores de 30 años—, podía vetar las propuestas legislativas de la Gerusía. Por último, había cinco éforos, magistrados que se encargaban de ejecutar las decisiones de la Gerusía y la Apella, controlar las actividades de los ciudadanos y supervisar a los reyes.

La sociedad espartana

La sociedad espartana estaba dividida en tres grupos:

Los espartiatas o iguales, que eran miembros de la aristocracia guerrera descendiente de los dorios. Solo ellos podían participar del gobierno de la ciudad. El Estado les adjudicaba una parcela de tierra, que era trabajada por los ilotas. Los iguales no podían dedicarse a otras tareas que no fueran la guerra y la política.

 Los periecos, que eran descendientes de los pobladores de las comunidades campesinas que no opusieron resistencia a la invasión doria. Aunque eran libres, carecían de derechos políticos. Podían dedicarse a la agricultura, el comercio o la artesanía.

Los ilotas, que eran descendientes de las comunidades que se resistieron a la invasión de los dorios. El Estado los distribuía entre los espartiatas para que trabajaran sus tierras. No eran exactamente esclavos, pero carecían de derechos.

Sistema político espartano

El gobierno espartano se basó en unas leyes muy estrictas, atribuidas al legislador Licurgo. La polis estaba gobernada por dos reyes que conformaban la Diarquía y representaban la principal autoridad. Las leyes eran dictadas por un consejo de 28 ancianos llamado la Gerusía. Los ancianos eran elegidos por la asamblea popular o Apella, de la cual hacían parte los ciudadanos mayores de 30 años (alrededor de 9.000 espartiatas). Los miembros de la Apella podían vetar las leyes propuestas por la Gerusía. La última institución del gobierno espartano la conformaban los éforos, cinco magistrados elegidos por la Apella y que se encargaban de hacer cumplir la ley y controlar a los habitantes de la polis.

                    


La época clásica, un período de guerras

A fines del siglo VI a. C., las polis griegas habían alcanzado una notable prosperidad económica, la consolidación de organizaciones políticas sólidas y una unidad cultural que las hacía sentirse superiores a otros pueblos. Sin embargo, también fue la época en que su civilización tuvo que enfrentarse al desafío de las guerras.

Las guerras médicas (490-479 a. C.)

 A principios del siglo V a. C., el poderoso Imperio persa y las principales ciudades-Estado griegas se enfrentaron en las guerras médicas, denominadas así por el nombre del Imperio persa o medo-persa. El conflicto se originó cuando las ciudades griegas del Asia Menor, apoyadas por Atenas y otras polis griegas, decidieron sublevarse contra el dominio persa. Darío I, el rey persa, sofocó la rebelión y en represalia decidió invadir Grecia.

La primera guerra médica comenzó en el año 490 a. C., con el desembarco de las tropas persas en la península del Ática. Los griegos, bajo el liderazgo ateniense, derrotaron a los persas en la batalla de Maratón a pesar de su inferioridad numérica. La táctica militar y la confianza en sí mismos fueron los dos factores principales en la victoria.

La segunda guerra médica se inició en el año 480 a. C. con una gigantesca expedición organizada por Jerjes, hijo de Darío I y nuevo monarca persa. El primer enfrentamiento ocurrió en el desfiladero de las Termópilas, donde 300 guerreros espartanos al mando del rey Leónidas, y apoyados por más de 1.000 hombres, desafiaron a los persas y pelearon  hasta la muerte.


La Batalla de las Termópilas - La Ultima Batalla de los 300

El sacrificio de los guerreros griegos dio tiempo a otras polis para prepararse. Así, cuando todo parecía perdido para los griegos, los atenienses, al mando de Temístocles, dieron un giro a la guerra. Su flota no era tan numerosa como la persa, pero sus navíos más fáciles de maniobrar les permitieron navegar con mayor facilidad en el estrecho de Salamina y hundir a gran parte de la flota enemiga. Los persas reanudaron su ataque al año siguiente con un ejército de 300.000 hombres. Sin embargo, la coalición griega al mando del espartano Pausanias los derrotó en la batalla de Platea. La destrucción de la flota persa en el combate de Micala consolidó la victoria griega. Los conflictos continuaron por unos años más, pero concluyeron con la liberación de las ciudades griegas del Asia Menor. La firma de la Paz de Calias (449 a. C.) puso término a los enfrentamientos entre persas y griegos.

La Liga de Delos y la supremacía ateniense

En el año 478 a. C., Atenas convocó a más de 160 polis a la isla de Delos para formar una alianza y estar prevenidos frente a una posible invasión persa. A la reunión asistieron delegados de cada polis, quienes se comprometieron a contribuir con naves y hombres o con dinero, que sería guardado en la isla. En el año 454 a. C., el dinero recaudado fue llevado a Atenas con el pretexto de que ahí estaría más seguro. Desde entonces, los pagos fueron enviados a Atenas y se gastaron en el fortalecimiento de la ciudad. La hegemonía ateniense tuvo lugar durante el gobierno de Pericles (461- 431 a. C.), quien consolidó la democracia y el dominio político y comercial sobre el mar Egeo, así como el liderazgo indiscutido de la Liga de Delos. Fue la época de oro de la cultura clásica griega por la creación de obras de arte y el desarrollo del pensamiento y las ciencias. Por todo ello, a este período también se le denomina el Siglo de Oro de Pericles.

La guerra del Peloponeso

La supremacía ateniense y la presión que ejercía sobre las demás polis provocaron desconfianza en estas. Ante ello, en el siglo VI a. C. Esparta creó con sus polis aliadas la Liga del Peloponeso. Las tensiones entre Atenas y Esparta fueron en aumento hasta que en el año 431 a. C. estalló la guerra del Peloponeso. El conflicto se inició por la intervención de Atenas en la política comercial de Corinto, ciudad aliada de Esparta. Sin embargo, la razón de fondo fue la antigua rivalidad entre Esparta y Atenas. Las tropas espartanas invadieron la península del Ática y destruyeron campos y villas. Los atenienses se protegieron en el interior de Atenas y lograron sobrevivir con las provisiones que traía la flota ateniense, la más poderosa de Grecia. Sin embargo, durante el verano del año 430 a. C., una terrible peste apareció en el Ática y cobró muchas vidas, entre ellas la de Pericles. El conflicto se extendió por 27 años e involucró a varias polis, en las que se alternaron períodos de paz y de lucha. Un suceso importante ocurrió en el año 415 a. C., cuando Atenas atacó Siracusa (Sicilia), polis aliada de Esparta. Tras dos años de lucha, las fuerzas atenienses quedaron aniquiladas. Esparta, apoyada por los persas, fortaleció su flota y venció de forma definitiva a Atenas en la batalla de Egospótamos (405 a. C.). La derrota significó la decadencia política, cultural y militar de los atenienses. Las polis del Asia Menor regresaron al dominio persa y las ciudades de la Liga de Delos pasaron a ser controladas por Esparta, que tomó el control de las rutas comerciales en el Egeo e impuso gobiernos oligárquicos. Atenas fue severamente castigada y obligada a reducir su flota y a destruir sus fortificaciones. Esparta, que en su momento se opuso a la supremacía de Atenas, se convirtió en la nueva opresora de Grecia. Esto desencadenó una nueva lucha por el poder, esta vez entre Tebas y Esparta. Como consecuencia, la crisis griega se profundizó, las tierras fueron arrasadas, el comercio se interrumpió y la población se redujo. Esto preparó el camino para que Filipo II, rey de Macedonia, tomase el control de la región.

La cultura griega


Grecia: El imperio del pensamiento

Se dice que la cultura griega es la cuna de la civilización occidental, pues muchas de sus ideas han sido el fundamento de la ciencia, el arte y el pensamiento de Occidente (es decir, del conjunto de países de Europa y América). La influencia de los griegos sigue vigente en muchos aspectos de nuestra sociedad.

La religión griega

Hades y Perséfone: El Mito de las Estaciones - Mitología Griega

Los griegos creían en la existencia de numerosos dioses, es decir, eran politeístas. Sus dioses eran inmortales y antropomorfos, es decir, con forma humana y con las virtudes y los defectos de las personas. Los dioses más importantes vivían en la cima del monte Olimpo y cada uno representaba una fuerza de la naturaleza, una actividad o una profesión humana, y tutelaba una polis. También existían los héroes, semidioses hijos de un dios y un mortal, que realizaban hazañas sobrehumanas y eran considerados fundadores de las ciudades y el origen de las familias. Un ejemplo de héroe es Heracles o Hércules. Los griegos tuvieron una rica mitología para explicar el origen del mundo, de los dioses, los héroes y los humanos. Aunque en principio se transmitió por tradición oral, luego se plasmó en esculturas, grabados, relieves, pinturas y poemas épicos y líricos.

El legado cultural de los griegos

Los griegos establecieron conocimientos que han perdurado hasta nuestros días. Sus aportes abarcan la filosofía, la matemática, la geografía, la astronomía, la medicina, la historia, entre otras disciplinas.

·         Filosofía. Los primeros filósofos se preocuparon por descubrir el principio de las cosas en los elementos de la naturaleza: para Tales de Mileto el elemento era el agua; para Anaximandro, el ápeiron o lo indefinido; para Anaxímenes, el aire; y para Heráclito, el fuego. Posteriormente, la filosofía se ocupó del estudio del ser humano y su naturaleza. En este momento se destacaron Sócrates, Platón y Aristóteles. La filosofía permitió a los pensadores griegos tener una actitud crítica ante el conocimiento, es decir, cuestionar lo que ya se sabía.

·         Matemáticas. Sobresalieron: Pitágoras que investigó la teoría de los números; Euclides que sistematizó los conocimientos geométricos, y su alumno Arquímedes, que sentó las bases de la hidrostática o la mecánica de los fluidos y explicó el principio de las palancas.

·         Geografía y Astronomía. Fueron importantes dos personajes: Aristarco de Samos, que propuso la teoría heliocéntrica según la cual la Tierra gira alrededor del Sol, y Posidonio, que fijó nuevas dimensiones para el tamaño de la Tierra. Los aportes de los griegos a la geografía fueron significativos, pues como exploradores marítimos elaboraron mapas y delimitaron rutas que les permitieron conocer una considerable parte del mar Mediterráneo.

·         Medicina e Historia. Sobresalió Hipócrates como el padre de la medicina. Fue tan importante el aporte de Hipócrates a la medicina, que hoy en día quienes se dedican al estudio de esta ciencia, deben hacer un juramento llamado el Juramento hipocrático.

En cuanto a la historia, Heródoto y Tucídides se destacaron por sus relatos sobre las guerras médicas y del Peloponeso, respectivamente.

·         Democracia. Para poder dar paso a un modelo político democrático, los griegos crearon un conjunto de instituciones caracterizadas por la rotación de los cargos, la designación de los magistrados por sorteo y la ampliación del cuerpo de gobernantes. El objetivo era que todos los ciudadanos griegos pudieran participar en la vida pública, sin exclusiones por rango o riqueza. A pesar de ello, las mujeres estuvieron excluidas de este derecho.

El arte

La arquitectura, la pintura y la escultura reflejaron el concepto que los griegos tenían de sí mismos y del mundo. El arte cumplió varios propósitos: era usado para glorificar al ser humano, demostrar el orgullo por la polis, expresar las ideas de armonía, balance, orden y moderación, y para combinar belleza y funcionalidad. En el campo de la arquitectura, la construcción más característica fue el templo, hecho en mármol blanco y pintado con colores brillantes. Presentaba techos planos y tejados a dos aguas. La escultura buscaba exaltar la belleza del cuerpo humano, sobre todo el masculino. Este arte experimentó una notable evolución con el correr del tiempo.

 El Imperio macedonio

1.      Plantea el papel jugado por Alejandro Magno en la construcción del imperio macedónico

2.      Plantea las causas y consecuencias de la crisis del imperio macedónico

Macedonia era un reino ubicado al norte de Grecia. Aunque su población no era griega, con el tiempo adquirió las costumbres de las polis griegas. Durante el reinado de Filipo II, Macedonia se convirtió en un Estado poderoso. La explotación de metales preciosos le permitió al monarca disponer del dinero suficiente para adquirir una flota, organizar el ejército y fortalecer la monarquía.

La hegemonía macedonia

 El año 338 a. C., tras la batalla de Queronea, Filipo II incorporó las polis griegas a su reino y organizó la Liga de Corinto, cuya finalidad era iniciar una campaña contra el Imperio persa y liberar las ciudades griegas del Asia Menor. Sin embargo, no pudo llevar a cabo sus planes, pues fue asesinado en el año 336 a. C. por uno de sus oficiales. Tras su muerte, la tarea de conquistar a los persas recayó sobre su hijo Alejandro, quien recibió una educación al estilo griego: fue alumno de Aristóteles, adquirió una gran disciplina física, un gran adiestramiento militar y una sólida formación intelectual. Con esa preparación, y a la edad de veinte años, Alejandro, se lanzó a la conquista del Imperio persa, gobernado en esa época por Darío III.

Los reinos helenísticos

 Las conquistas de Alejandro Magno, llamado así por su genialidad y por el inmenso poder que acumuló, dieron lugar a la llamada época helenística, comprendida entre el 323 y el 30 a. C., cuya característica principal fue la imposición de la cultura de la Hélade, o sea de Grecia, a los pueblos conquistados militarmente. Los territorios de este Imperio incluían Grecia, Asia Menor, Egipto, Mesopotamia, Persia y una pequeña parte de la India. Sin embargo, tras la muerte de Alejandro, se produjo la decadencia del Imperio y surgieron conflictos entre sus generales por el trono. Luego de varios años de lucha, el Imperio quedó dividido en tres reinos principales: el reino de Egipto, el reino de Siria y el reino de Macedonia. Estos recibieron el nombre de reinos helenísticos. Los monarcas helenísticos gobernaron sus territorios de manera personal y autoritaria. Su poder se basaba —al igual que en las monarquías orientales— en su supuesto origen divino.

Alejandro Magno y su ejército

Vangelis - Titans - Alejandro Magno - Primer intento de unir el mundo...


Alejandro motivaba a sus hombres a reivindicar la civilización helénica, amenazada por los persas en las guerras médicas. Sus 40.000 hombres eran un eficaz instrumento de guerra. No obstante, al llegar a la India, el ejército se encontraba agotado. Entonces, Alejandro se dirigió a sus tropas para animarlos a continuar, pero los soldados respondieron: “Hay que poner fin a todas estas fatigas y peligros. Queremos volver a ver el Sol de la patria. Regresa tú también a Macedonia, y después, si quieres, harás otras expediciones con otros soldados más jóvenes”.


Interpreto... un mapa:

1. Observa el mapa e identifica los territorios que abarcó el Imperio de Alejandro Magno. Compáralo con un mapa político actual y menciona qué países se encuentran ahora ubicados allí.

2. Elabora una línea de tiempo con los principales acontecimientos de las campañas de Alejandro.

3. ¿Cuáles son los reinos helénicos del siglo III?

















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